He llegado a los 30, estamos en 2013, son las 3:30 y hoy es 3, son muchos treses ya.
Primero de todo mis disculpas por incumplir la frecuencia de comunicación con los miles de fans que me seguís; segundo, y siguiendo el protocolo ordinario, salut y força al Canut, que últimamente no anda muy fino. También os deseo paz, amor, felicidad y turrón de Suchard hasta finales de marzo en las estanterías del supermercado.
Este año, como todos, he elaborado una lista de deseos y buenos propósitos. Es tan larga e idealista que me he deprimido nada más poner un pie en este nuevo espacio temporal del que podemos esperar no menos que mala suerte, sobre todo si los políticos siguen jugando al Apalabrados en las sesiones del Congreso cuando se aprueban leyes importantes para la economía, y para nuestras ganas de vivir en un país dónde el único placer que nos va a quedar es comer chorizo en familia porque es lo único que abunda.
Después de varios segundos de tensión mirando la pantalla con los ojitos haciéndome el efecto moiré, he tenido que quedarme sólo con tres buenos propósitos:
- No ver las noticias.
- Ignorar a mi jefa.
- Irme de vacaciones cuando todo el mundo vuelva.
Es lo único hacedero que he escrito.
Entre lo que he desechado se encuentra:
Enviar un mail con sugerencias para la reforma de las administraciones (no vale de nada porque sólo se van a limitar a suprimir el papel higiénico de las oficinas del INEM)
Ganar a la lotería (jugar es fácil, ganar no tanto, pero lo cierto es que si gano, se llevan el 20%, o sea, que si gano el reintegro del Niño, 20 euros, me pago un bocadillo de calamares con lo que me quede después de los impuestos, sin salir de la crisis)
Resucitar mi fe en la política (Para que voy a perder el tiempo escribiendo y vosotros leyendo los porqués que conocemos de sobra…?)
Deseo que mi suegra deje de lanzarme dardos envenenados con aspiraciones de ser abuela (…al margen de la presión laboral, hay otro tipo de presiones incontrolables)
Dejar de maldecir y desear un atragantamiento espontáneo con un trozo de filete a mi vecino de arriba cada vez que intenta pasar a otra dimensión a lo Regreso al Futuro moviendo muebles a las 3 de la mañana. (Si le dejo de maldecir por eso, le seguiré maldiciendo por obligarme a escuchar sus orgasmos y los orgasmos fingidos de su acompañante en estéreo, a horas intempestivas).
Evitar el envejecimiento por oxidación que sobreviene al pasar la frontera entre la veintena y lo que va después. (No hay marcha atrás, ni Beyoncé compartiendo conmigo sus secretos de belleza más profundos, conseguiría frenar al p…reloj biológico).
Deseo que la gente se diga más la verdad a la cara y que el cinismo quede relegado a Tita Cervera y María Dolores de Cospedal. (No hay cojones porque ya no hay humildad y sí mucho que esconder)
No indignarme cuando me obliguen a borrar las fotos de mi teléfono al ser pillada in fraganti haciendo fotos a todos los cuadros de las exposiciones para joder la marrana, cuando no hay cartel de prohibición (me gustar violar leyes y desafiar a la gravedad obligando a que se levanten de una banqueta inestable los seguratas barrigudos de los museos, así que lo siento, pero esto no lo puedo hacer)
…
No sigo porque sino lloro, pero os podéis hacer una idea de cuán frustrante ha sido escribir esta lista y ver que tan poquitos deseos y buenos propósitos pueden devenir realidad.
¡Feliz!, ¡feliz…!, mmmm…..bueno, suerte con vuestra futura pensión de jubilación, a veces toca! ;p